martes, 28 de mayo de 2013

MUERTE DE ANAKIN SKYWALKER




A menudo ir al cinematógrafo es algo gratificante, porque todo lo que se aprecia en la pantalla es grande y hermoso. La luz y la belleza de los colores y las formas son los recursos de que se valen los cineastas para trasponer el umbral de nuestras conciencias y conmovernos hasta hacernos suscribir lo que nunca hubiéramos creído hallar en nuestro pecho.

Ni más ni menos que aquello  me ocurrió durante y después de ver el filme “La guerra de las galaxias episodio III”. Comencé impresionándome al notar que artefactos espaciales de las más estrambóticas fisonomías se deslizaban con naturalidad a través de una profunda noche. (¿Por qué había mirado con embeleso esa pirámide de letras del comienzo  sin leer lo que decía? Ahora estaba perdido).

  La situación del filme, que no carece de interés, es la de una comunidad interplanetaria de naciones regidas por un primer ministro y un parlamento. El protagonista es indudablemente un héroe trágico: lo que se advierte según la lograda forma en que sus escrúpulos van creciendo y por cómo se ve tironeado por sentimientos dilemáticos acerca de lo que es justo, correcto y digno.

Si alguien se  dispone a ver una película como ésta de mal humor y es, además un genealogista, probablemente no la disfrutará. Porque si se pregunta de dónde salen todas esas extrañas criaturas que son medio animadas y medio robóticas, autómatas con peculiar sentido del humor, lealtades, repentización y cualidades emparentadas con la virtud y la moral; legiones de robots que se hacen añicos al primer disparo, animales fantásticos que todo el tiempo parecen abalanzarse sobre el espectador, no hallará respuestas que lo satisfagan. Tranquiliza un poco el hecho de que Anakin y su maestro se parezcan bastante a seres humanos, dotados de poderes... bastante compatibles con las  fantasías humanas (hasta Per Abatt habrá soñado con quebrar en dos a su prójimo de un golpe de espada).

  Hay algo con respecto a lo cual la película es bastante explicativa: la madre del muchacho ha sido muerta, (y probablemente ultrajada) por una tribu de tipos que son como una especie de tuaregs, de los que él ha dado cuenta con una noción de justicia naturalmente ajena a la regla de oro. La cuestión que a mí me interesa destacar es que no ha dispuesto de su madre como le sucede normalmente a cualquier niño o joven occidental. Su ignaro desconocimiento del carácter femenino se evidencia en las torpezas en que se ve al expresar sus sentimientos a su amada, afirmando, v.g. que el hecho de que se encuentre hermosa se debe a que él está muy enamorado de ella, lo que lejos de agradarla, la turba.

La falta de una familia que lo hubiese tutelado suficientemente, la subitánea ausencia de su madre –que se plantea en episodios anteriores del relato- es determinante, creo yo, para la descripción de Anakin que se propone: altivo y megalómano, siempre cree estar menoscabado por la situación; mezquino, desconfiado y lábil, quiere disponer de poderes crecientes que no está facultado para tasar y emplear en forma adecuada; impulsivo y exageradamente sanguíneo, hace lo que desea, pero es incapaz de deliberar sin ser influido por la opinión de los demás.

  Su inhabilidad moral pretende reflejar el fracaso de una comunidad que propugna los valores cívicos en detrimento de los filiales. Quiere decir que una sociedad de derecho es como una nuez vacía o un muñeco relleno de paja si no ha sido alimentada desde el comienzo por el amor parental y si quiere prescindir de los afectos. Por consiguiente, nuestra suscripción a los contratos obedecería menos a una evaluación racional de las características de las leyes a las que nos obliga, que a una serie de apelaciones a la cesión abnegada y el amor a cosas abstractas como la patria, la autoridad divina o una determinada forma de gobierno. En un momento dramático el maestro Obi Wan afirma que no puede aceptar determinadas circunstancias por estar comprometido con la “democracia”. Anakin no escucha su voz, que se pierde en la vorágine de la película. La sordera de Anakin significa, según creo, la tesis de que no podemos guardar amor y fidelidad a la democracia si previamente no hemos aprendido a ser amorosos y fieles en un sentido más primordial, en nuestra familia y con nuestra madre.

  ¿Qué decir de lo que sigue? Skywalker, insensible y ciego, casi mata a su grácil compañera y muere a manos de Kanobi, a quien parece no reconocer y afirma odiar. Además adquiere, por vías discutibles, unos poderes que malgobierna e ingresa en una especie de delirio persecutorio que acaba por matarlo. En el interín, la protagonista sucumbe pero los pequeños niños que gestaba nacen. ¿Y qué hacer con ellos? Que el estado tome decisiones privadas es monstruoso para casi todo el mundo, pero a veces no queda otra. Los parlamentarios se reúnen y se ponen de acuerdo. Una de las imágenes finales muestra a Kanobi entregando a uno de los pequeños críos a una pareja joven que vive precariamente, en un paraje desierto.-

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