Que te hundas conmigo en el mar frío,
como aquella mujer del Ponto
que va y viene en el recuerdo
cuando la penumbra nos duele.
Ilusión de que mis palabras se estiran y te tocan
o son un viento que te revuelve el pelo
en la noche procelosa
en que la bruma te custodia,
y el agua te baña.
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